La década de los 60 años es sinónimo de jubilación y descanso. El fin del estrés y la vida frenética es un gran paso para nuestra salud, pero hemos de tener cuidado con esta nueva etapa ya que podemos adquirir hábitos no recomendables como consecuencia de tener más tiempo libre (sedentarismo, alteración de sueño, no estimular la mente, etc..). Estas recomendaciones que a continuación se indican ayudarán a disfrutar de buena salud el mayor tiempo posible:
1.- Ejercitar nuestro cerebro (Mens sana in corpore sano): El cerebro, al igual que los músculos, se atrofia si no se utiliza. El deterioro cognitivo se acelera si no realizamos tareas que supongan un desafío a nivel mental. La demencia es una de las enfermedades cognitivas más incapacitantes que existen, para reducir ese riesgo en la medida de lo posible es recomendable entrenar nuestro cerebro. Lo que sí retrasa el deterioro cognitivo asociado con la edad es aprender tareas nuevas como pueden ser aprender un idioma nuevo, tocar un instrumento, aprender sobre cocina o cualquier actividad que suponga un estímulo para tu cerebro. Toda habilidad que sea nueva para nosotros será útil en este objetivo.
2.- Muévete más que nunca: A partir de la jubilación muchas personas comienzan a moverse cada vez menos. Al pasar de un ritmo diario de movimiento a no tener que hacerlo, suele producirse un aumento de peso y empeoramiento de la salud cardiovascular. En esta etapa de la vida nuestro cuerpo comienza a acelerar el ritmo de envejecimiento, y si nos dejamos de mover esa velocidad es aún mayor. El tiempo libre debe aprovecharse para aumentar la cantidad de actividad física. La idea es que en lugar de movernos menos que antes, hagamos todo lo contrario y nos movamos más.
3.- Actívate de día y descansa por la noche: La falta de sueño tiene un gran impacto negativo. A nivel físico aumenta el riesgo de todo tipo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. A nivel mental supone una merma de nuestras capacidades cognitivas. Cuando tenemos un ritmo de trabajo y tareas podemos establecer periodos de tiempo en los que nos activamos y en los que descansamos. Si cortamos ese ritmo, puede que durmamos más durante el día y nos activemos menos, lo que hará que llegada la hora de ir a la cama no tengamos sueño. Al no tener que madrugar al día siguiente puede también que tendamos a trasnochar. En definitiva, es bastante común alterar los ritmos circadianos de sueño y vigilia. Para evitarlo, fija una hora a la que ir a la cama y actívate durante el día con ejercicio físico.
4.- Entrena la fuerza: A partir de los 60 se acelera la velocidad a la que perdemos masa muscular, fuerza y potencia. La sarcopenia, que es como se conoce a la pérdida de masa muscular, está relacionada con problemas metabólicos porque nuestra musculatura es un escudo que nos protege contra dichos problemas. La pérdida de fuerza y de potencia a medida que cumplimos años se asocia con mayor riesgo de caídas y fracturas. Para evitar todo ello, el entrenamiento de fuerza es vital en esta etapa. Algo tan sencillo como entrenar fuerza un par de días a la semana disminuye considerablemente el riesgo de tener que utilizar un andador o no tener fuerza suficiente para subir o bajar escaleras.
5.- Come suficiente proteína: La proteína es el macronutriente fundamental para nuestros músculos. Solemos pecar en las diferentes etapas de la vida de no consumir la suficiente cantidad de proteína, especialmente a partir de los 60 años que es cuando más la necesitamos. Cuantos más años tenemos, más proteína necesitamos para evitar perder masa muscular. La unión de entrenamiento de fuerza y proteína será la mejor combinación para mantener nuestra masa muscular, no por estética, que también, sino por salud. Llena cada plato de comida con una fuente de proteína de calidad y acompáñala con suficientes vegetales que aporten todas las vitaminas y minerales que necesitamos.
ASÍ QUE ÁNIMO Y A ELLO....